COLUMNA: Sálvese quien pueda
Por Claudio Maureira Aliaga, Periodista.
En los últimos años, Chile ha sido testigo de un aumento de la violencia relacionada con el narcotráfico y la migración descontrolada. Este ha sido un problema que ha dejado una huella importante en la sociedad chilena.
Los asesinatos de carabineros son una muestra evidente de la violencia que aqueja al país en la actualidad. Solo en los últimos 11 meses, seis oficiales han sido asesinados en cumplimiento del deber, de los cuales 3 han sido víctimas en solo 23 días. Unos números que han sorprendido a muchos y que han provocado una gran indignación en la población, por lo que el jueves recién pasado la ciudadanía se volcó masivamente a las calles a protestar, culpando al gobierno y en específico al Presidente Gabriel Boric, de la ola inmensa de violencia extrema.
Esta situación ha llevado a diferentes autoridades políticas a plantear una serie de medidas para combatir el narcotráfico y la delincuencia, el caso de la ley Naín-Retamal, viene hacer la última respuesta de la política para empoderar en algo a Carabineros, pero no podemos olvidar que de no mediar la fuerte presión en RRSS de la ciudadanía, ya el Partido Comunista y el Frente Amplio habían amenazado con recurrir al Tribunal Constitucional para que no se promulgara, lo cual demuestra que en el ADN de la izquierda está arraigada el desprecio y repudio a esta noble institución.
Al mismo tiempo, la migración descontrolada también ha sido un tema que ha generado bastante controversia en Chile. La gran cantidad de personas que entran al país sin regularización ha generado una situación difícil de manejar y ha causado múltiples problemáticas, como la falta de trabajo para los chilenos y la inseguridad en muchas zonas.
El actual gobierno hasta ahora ha demostrado incapacidad y poca convicción que tiene, para solucionar este gran problema, las afirmaciones del diputado Diego Ibañez, presidente de Convergencia Social (partido del Presidente Boric) cuando relativiza la gravedad del ingreso masivo de inmigrantes indocumentados, muestra la dificultad que tienen cuando de orden, reglas y restricciones se trata.
Por último, la drogadicción es otro tema que ha causado gran preocupación en el ámbito político y social chileno. El consumo de drogas se ha vuelto una problemática que aqueja a miles de jóvenes chilenos, generando una serie de consecuencias negativas, como la disminución del rendimiento escolar, la delincuencia, la violencia y la marginación social.
Aquí también el gobierno ha mostrado una inconsistencia asombrosa y trata de relativizar la importancia de tener penas más duras para los narcos, diciendo que se debe enfocar el esfuerzo en la prevención, cosa que es correcta, pero que según los expertos debe hacerse en conjunto con atacar con todo el peso del Estado a las bandas dedicadas a este ilícito.
En definitiva, la violencia relacionada con el narcotráfico, la migración descontrolada y la drogadicción, han sido temas que hasta ahora le están quedando grande al conglomerado que gobierna el país. Cada uno de estos problemas ha provocado una serie de consecuencias negativas para la sociedad, afectando sobre todo a la clase media y los sectores vulnerables de la población.
Por ello, se hace necesario el compromiso por parte de toda la sociedad para hacer frente a estas problemáticas, desde las autoridades políticas, pasando por los diferentes grupos sociales y organizaciones civiles, hasta llegar al nivel individual, fomentando valores y principios que contribuyan a la construcción de una cultura de paz y convivencia en el país, pero las señales erráticas que nos entregan día a día ministros y parlamentarios, pareciera que nos dijeran “Sálvese Quien Pueda”