COLUMNA: Jaime Guzmán “sacúdete en tu cripta”

Por Claudio Maureira Aliaga, Periodista.

 

La UDI ha sido uno de los partidos políticos más influyentes en Chile durante las últimas décadas, y ha sido parte de gobiernos de derecha desde la vuelta a la democracia. La reciente elección presidencial en Chile fue una sorpresa para muchos, ya que el candidato del Frente Amplio, Gabriel Boric, resultó electo presidente de la República. La UDI, como uno de los partidos más importantes de la derecha chilena, ha quedado en una posición complicada como partido de oposición a la administración Boric. Sin embargo, muchos han cuestionado la tibieza de la UDI como partido de oposición, y su falta de claridad y contundencia en sus críticas al nuevo gobierno.

La Unión Demócrata Independiente (UDI) es uno de los partidos políticos más antiguos y poderosos de Chile, y ha sido históricamente uno de los pilares de la derecha chilena. Sin embargo, en los últimos años ha enfrentado varios desafíos, incluyendo escándalos de corrupción y la pérdida de liderazgo frente a otros partidos de la coalición de derecha.

La elección de Gabriel Boric como presidente ha planteado un nuevo desafío para la UDI, que ahora debe enfrentar a un gobierno de izquierda que representa un cambio significativo en el panorama político chileno. Sin embargo, muchos han cuestionado la estrategia de la UDI como partido de oposición, argumentando que su crítica al nuevo gobierno ha sido tibia y poco efectiva.

En primer lugar, se ha cuestionado la falta de claridad y contundencia de la UDI en sus críticas al gobierno de Boric. Si bien es cierto que el partido ha expresado su preocupación por algunas de las políticas del nuevo gobierno, como el aumento de impuestos y el manejo económico, estas críticas han sido en general vagas e imprecisas. La UDI ha evitado criticar directamente a Boric, y ha tendido a enfocar sus críticas en la ideología de la izquierda en general, lo que ha llevado a algunos ciudadanos a cuestionar la capacidad del partido para ofrecer una alternativa real al gobierno de Boric.

En segundo lugar, se ha cuestionado la estrategia de la UDI en términos de alianzas políticas. Si bien es cierto que la UDI es uno de los partidos más importantes de la coalición de derecha, también es cierto que esta coalición ha enfrentado divisiones y desafíos en los últimos años. La falta de unidad dentro de la coalición ha debilitado la capacidad de la UDI para ofrecer una alternativa efectiva al gobierno de Boric, y ha llevado a algunos ciudadanos a cuestionar la coherencia del partido en términos de principios y valores.

En tercer lugar, se ha cuestionado la capacidad de la UDI para conectarse con los ciudadanos y representar sus intereses. En un contexto político en el que los ciudadanos demandan mayor transparencia y participación, la UDI ha sido criticada por su falta de apertura y transparencia en sus decisiones y acciones. Algunos ciudadanos han cuestionado la capacidad del partido para escuchar y representar sus intereses, y han expresado su preocupación por la desconexión entre la UDI y las necesidades de la ciudadanía.

En este contexto, es importante recordar que la crítica constructiva y la oposición responsable son elementos clave de la democracia. Los ciudadanos tienen derecho a saber cual son las posturas de cada partido político, pero la tibieza mostrada hasta ahora por el timonel Javier Macaya, junto a María José Hoffmann como secretaria general, no dejan ver con claridad cuál es la UDI que quieren representar, ¿si la que le pasó la aplanadora a la directiva saliente, la que solo busca el bien común o la que por mantener cuotas de poder, está dispuesta a transar y convivir hasta con el Partido Comunista, como ya lo ha hecho?
Macaya y compañía al parecer llevan a un precipicio ideológico al que otrora fuera la “UDI popular” con la que siempre soñó su fundador, pero sin duda alguna se han alejado y marcado gran distancia con los idearios del asesinado senador Jaime Guzmán.

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