COLUMNA: Hagan como yo digo, no como yo hago
Por Claudio Maureira Aliaga, Periodista
La situación financiera de la empresa del alcalde Jadue, conocida como PROMAF, se encuentra en el ojo del huracán debido a las múltiples demandas que enfrenta por no haber pagado las cotizaciones a sus trabajadores. Un total de 47 demandas fueron interpuestas por los trabajadores, quienes no recibieron los aportes previsionales correspondientes por varios años.
Esta es una situación bastante delicada para la figura del alcalde comunista, quien ha hecho de la defensa de los derechos laborales su bandera política. Sin embargo, la situación resulta ser contradictoria para el edil, quien no ha cumplido con sus propias responsabilidades como empleador.
No es la primera vez que empresas del alcalde Jadue han enfrentado demandas por incumplimiento de las obligaciones laborales. En el año 2014, la empresa agrícola Santa Julia, de la cual Jadue era gerente general, recibió varias denuncias de trabajadores que no recibían sueldos desde hacía varios meses.
Este tipo de situaciones ponen en jaque la integridad moral de cualquier figura pública, más aún si esta figura es el alcalde de una importante comuna del país. Los trabajadores afectados por la falta de pago de sus cotizaciones previsionales han visto afectado su derecho a una jubilación digna, lo que puede llevarlos a una situación difícil en el futuro.
Pero esta situación no solo afecta a los trabajadores, sino que también a la imagen del alcalde y sus empresas. La imagen pública de Jadue se ha construido en torno a la defensa de los derechos laborales y la crítica al sistema capitalista por lo que, recibir demandas por no pagar las cotizaciones previsionales a sus trabajadores, resulta ser una contradicción en sus valores y principios.
Además, esto podría generar dudas sobre la gestión del municipio de Recoleta, del que Jadue es alcalde. ¿Cómo puede ser un buen administrador del municipio si no ha sido capaz de cumplir con sus obligaciones como empleador? Esto podría generar desconfianza y dudas sobre la gestión del edil, lo que no es positivo para su carrera política.
La solución a esta situación no es sencilla. El pago de las cotizaciones previsionales adeudadas, junto con los intereses y multas correspondientes, debería ser una obligación para cualquier empleador. Sin embargo, si las empresas del alcalde Jadue no tienen los recursos para hacer frente a estas obligaciones, la situación se torna aún más compleja.
Una opción podría ser que el alcalde Jadue tome cartas en el asunto y se responsabilice de manera personal por las deudas previsionales de sus empresas. Esto no solo demostraría su compromiso con los derechos laborales, sino que también daría una señal clara a la ciudadanía de que su carrera política se basa en principios de honestidad y transparencia.
Es importante destacar que el cumplimiento de las obligaciones laborales no es solo una cuestión moral, sino también una obligación legal. La Ley de Protección del Trabajo establece claramente las obligaciones de los empleadores en materia de remuneraciones y cotizaciones previsionales.
En definitiva, la situación que enfrentan las empresas del alcalde Jadue por no pagar las cotizaciones previsionales es un tema delicado que afecta no solo a los trabajadores en estos negocios, sino también a la imagen pública de Jadue y su proyecto político. Su proyecto político, como el lo ha señalado, es con y para los trabajadores, por lo que la sociedad chilena debería entender la contradicción vital y el alcalde tendría que decirle “HAGAN COMO YO DIGO, NO COMO YO HAGO”.